El Villarreal B, con un comienzo fulgurante, se sobrepuso a los contratiempos para terminar en la zona media de la tabla
Una temporada notable. El Villarreal B puso el pasado fin de semana punto y final a su segunda temporada consecutiva en Segunda División B (la cuarta en toda su historia) en la que el conjunto de Lluís Planagumà comenzó de forma fulgurante para después sobreponerse a un buen número de obstáculos y terminar undécimo, en la zona tranquila de la tabla.
Con la experiencia ganada durante el año pasado, en la que el equipo terminó noveno, el Villarreal B inició la campaña dejando muy buenas sensaciones, con una gran primera vuelta en juego y resultados (cuartos en la tabla con 31 puntos) en la que el grupo se conjuró para superar cualquier tipo de dificultad. A cada baja –el Mini Submarino llegó a sufrir hasta nueve ausencias en algunas convocatorias-, el jugador que se incorporaba suplía a la perfección el papel de su compañero, lo que colocó a los amarillos como el mejor filial de su grupo y uno de los mejores de toda la categoría.
Así, y tras una excelsa primera vuelta, los amarillos comenzaron a encajar algunos reveses. El punto de inflexión se produjo en la jornada 27, en la que el ‘B’ perdió en casa contra el filial del Espanyol (0-1). A partir de este momento, los amarillos encadenaron seis partidos consecutivos sin ganar que descolgaron al filial de la clasificación, pasando del quinto al undécimo puesto, y eliminaron casi todas las posibilidades de luchar por la promoción.
Aun así, el filial amarillo destacó durante toda la temporada por el buen juego desplegado, su compromiso de tratar bien el balón y hacer un fútbol alegre y divertido para los aficionados. El conjunto que dirigió Planagumà no dio la espalda nunca a su filosofía y durante los primeros 26 partidos de liga, los resultados acompañaron al buen juego del equipo. De este modo, durante la primera vuelta el filial se mantuvo muchas jornadas entre los cuatro primeros puestos que dan acceso al ‘play-off’ de ascenso e incluso lideró la tabla en la jornada 9, después de golear 4-1 al Sant Andreu y enlazar ocho partidos sin perder.
Por otra parte, el conjunto que dirigió Planagumà ha cumplido su función de club formador de futbolista y ha ayudado al primer equipo, en muchas ocasiones, con sus integrantes. Así, jugadores como Nahuel Leiva, Edu Ramos o Juanto, entre otros, se han perdido varios compromisos del ‘B’ por ir convocados con el primer equipo.
A estas bajas, hay que sumar las lesiones que ha sufrido el filial amarillo durante toda la temporada. Muchas de ellas de gravedad y que han supuesto golpes fuertes para el vestuario que regía Planagumà. Es el caso de Pablo González, Pepe Palau y Jorge Ortí, que han sufrido lesiones de larga duración y que les han obligado a perderse más de media temporada. Por estas razones, el técnico barcelonés tuvo que echar mano en ocasiones del Villarreal C (segundo filial amarillo y que milita en Tercera División) para completar sus convocatorias.
La temporada se cerró con la despedida de Lluís Planagumà. El entrenador confirmó que no continuaría ligado a la disciplina del club después de dos años entrenando al primer filial. El preparador reconoció que han sido dos magníficas temporadas: “han sido dos años extraordinarios, de los que estoy muy orgulloso por la confianza que me han transmitido y lo bien que me he sentido en el Villarreal”.