

Los hermanos Mezquita Galán, vecinos de Vila-real, juegan en equipos de primera línea de la Cantera Grogueta
Amor por el Villarreal y pasión por el fútbol casi desde que nacieron. Así podríamos definir las vidas de Leo y Nico Mezquita Galán, dos hermanos de Vila-real que juegan en equipos punteros de la Cantera Grogueta. Leo, el mayor de los hermanos, juega en el Benjamín A, mientras que Nico ha empezado esta temporada sus competiciones en el Mini B.
Ambos son aficionados y socios del Submarino y se crían, prácticamente, entre la Ciudad Deportiva, donde pasan cuatro tardes a la semana y los sábados por la mañana debido a sus compromisos deportivos, además de presenciar como aficionados algunos partidos del Villarreal B y del Villarreal Femenino en el Mini Estadi.
“Somos de Vila-real y hemos sido socios de toda la vida. Sus abuelos viven a 200 metros de la Ciudad Deportiva y los traían desde muy pequeños a jugar aquí en lugar de ir a un parque. Se han criado aquí. Si no entrena uno, entrena el otro y el hermano viene a ver el entrenamiento. Los sábados juegan su partido y también venimos a ver jugar al Villarreal Femenino o al Villarreal B”, destaca su padre, Llorenç Mezquita, de quien han heredado, en gran parte, su sentimiento por el deporte rey y por la elástica amarilla.
Ambos son fans de Gerard Moreno, el ídolo de miles de groguets y también de los hermanos Mezquita, aunque estos tienen características diferentes al ariete del primer equipo en los terrenos de juego. Según explica el entrenador de Leo, el también vila-realense Ferran Usó, el mayor de los Mezquita “destaca sobre todo por el trato con balón. Es muy bueno en el control, el pase cercano, los cambios de orientación y el buen golpeo con pierna derecha, aunque también le diferencia su capacidad con pierna izquierda”.
Además, “es muy inteligente en cuanto a moverse en los espacios y en la visión de juego. Desde pequeñito ve cosas en el campo que no son propias de su edad”, tal y como subraya el técnico groguet. Por su parte, su padre los define de esta manera, “son caracteres diferentes porque Leo es tranquilo, listo, un poco vergonzoso y tiene mucha visión de juego. En cambio, Nico es puro nervio; es un ‘polvorilla’ y eso le hace ser muy bueno también”.
A pesar de no ser delanteros puros como su ídolo, ambos destacan por su capacidad goleadora. Leo ha anotado 28 tantos en sus primeros 15 partidos ligueros, mientras que Nico ha perforado las redes de la portería rival en 9 ocasiones en los 14 partidos de competición regular de la presente campaña. “A Leo lo ponen mucho en banda izquierda poque usa las dos piernas y ven que puede tener recorrido por ese costado, aunque también suele jugar de segundo delantero y Nico, al ser prebenjamín de primer año, todavía juega en muchas posiciones porque los entrenadores están probando. Suele jugar tanto en banda derecha como en el medio o de delantero”, cuenta Llorenç Mezquita.
Sus fines de semana son dedicados casi exclusivamente al Villarreal y, en ocasiones, sus padres han tenido que hacer malabares para no fallar a sus citas con el balón. “Es complicado porque al estar los dos metidos en competiciones ligueras y otros torneos nos tenemos que separar. Uno va con el padre y el otro con la madre. Como Nico solo juega torneos de un día, cuando termina nos vamos donde esté jugando Leo su torneo y hacemos noche allí”, confiesa Mezquita.
Ninguno de los hermanos ha vestido jamás otra elástica diferente a la amarilla, ya que pertenecen al Villarreal desde la etapa de psicomotricidad, previa a la categoría prebenjamín. De hecho, Nico siempre ha ido con su padre a todos los entrenamientos de Leo y empezaba a darle patadas al balón al lado de los campos de fútbol 8 de Miralcamp, incluso antes de ser inscrito a esta actividad extraescolar. Lo de Leo y Nico es, sin duda, puro sentimiento groguet.