
Los albirrojos, fieles al estilo de su técnico, se han destapado como un equipo vertical y difícil de superar
El Girona FC atraviesa el momento más dulce de su historia. Tras lograr un meritorio ascenso a la máxima categoría del fútbol español, el equipo catalán ha protagonizado un fulgurante comienzo de temporada. Un empate ante el Atlético de Madrid en Montilivi (2-2) y un triunfo en casa ante el Málaga CF (1-0) refrendaron el buen inicio de los albirrojos en LaLiga Santander.
No obstante, un calendario exigente, que le ha deparado enfrentamientos ante clubs de primera talla como el Athletic Club, Sevilla FC, FC Barcelona y RCD Celta, ha frenado su excelente arranque liguero. Nada que haya alterado los planes iniciales del equipo de Machín: Darlo todo en cada partido, sin obsesionarse con la tabla clasificatoria.
El club catalán, fundado en 1930, ha militado la mayor parte de su historia entre Segunda División B y Segunda División. En los últimos años, ha contado con estabilidad institucional y deportiva, circunstancia que le ha permitido encadenar casi diez años consecutivos en la categoría de plata del fútbol español, quedándose a las puertas de la élite hasta en tres ocasiones, antes de dar el salto definitivo a LaLiga Santander el pasado curso.
Amplitud y fortaleza, las señas de identidad
El Girona FC es un equipo trabajado, con el sello personal de su creador, Pablo Machín. El preparador soriano, que cuenta con más de tres años de experiencia al frente del combinado albirrojo, ha construido un bloque compacto y combativo. Una columna vertebral que tiene las ideas claras y a la que se ha sumado un importante elenco de jóvenes futbolistas cedidos por el Manchester City. Los albirrojos apuestan por un estilo eminentemente vertical, con la consigna de no tomar excesivos riesgos en la creación de juego.
La intensidad y la amplitud del campo son las principales señas de identidad de un equipo que forma habitualmente con un reconocible 5-2-2-1. Con tres centrales y dos carrileros, los mediocentros dibujan una suerte de cuadrado en la medular, que les permite crear superioridad por dentro y efectuar satisfactoriamente la recuperación tras pérdida.
Los carrileros, Maffeo y Mojica, ostentan una importancia vital en el dibujo táctico de Machín. Además de desempeñar una labor destacada en la salida del esférico, se sacrifican en labores defensivas. En la fase de creación, descongestionan la línea medular proyectándose constantemente en ataque, colgando balones en busca del olfato goleador de Stuani, referencia de un Girona que confía en los centros laterales su principal baza ofensiva.
Montilivi, un ‘clásico’ del fútbol modesto al que le sienta bien la élite
El Estadio Municipal de Montilivi es uno de los templos más reconocibles del fútbol modesto de nuestro país. Construido en 1970, ha albergado encuentros en todas las categorías del fútbol profesional. En la actualidad cuenta con una capacidad de 13.276 espectadores tras haberse sometido a reformas en los últimos meses, con el propósito de ampliar el número de localidades y adaptarse a las exigencias del fútbol de élite.